miércoles, 26 de diciembre de 2007


La brújula dorada



The Golden Compass


Guión: Chris Weitz. Intérpretes: Dakota Blue Richards, Nicole Kidman, Daniel Craig, Eva Green, Sam Elliot. 100 min. Jóvenes. (V)

Adaptación al cine de Luces del norte, la primera de las tres novelas que componen la trilogía La materia oscura (His Dark Materials) escrita por el inglés Philip Pullman en los años noventa. La película, de cuidada estética retrofuturista y ambientada en la Inglaterra del siglo XIX, sigue las aventuras de Lyra Belacqua, una niña huérfana de 12 años que recibe como regalo una misteriosa brújula que le pondrá al tanto de secretos protegidos por una poderosa, temida y cruel organización, el Magisterium.

En la estela de El Señor de los Anillos y las Crónicas de Narnia, las novelas de Pullman son una especie de alternativa-antídoto de las aventuras de cosmovisión cristiana de Tolkien y Lewis. La película camufla la patente diatriba anticristiana de la obra literaria y concede el protagonismo a las secuencias de acción y aventura, aunque permanece el olor a libelo.

Pullman urde una relato de aventuras en cuyo trasfondo hay un confesado deseo de ridiculizar el cristianismo y hacerlo antipático, presentando a la Iglesia (el Magisterium) como una vetusta y siniestra institución que cercena la libertad de las personas, a las que trata de someter a sus dictados usando el miedo y las técnicas inquisitoriales. De manera especial, el Magisterium se ocupa de los niños que dan señales de heterodoxia, internándolos en un centro-fortaleza de reeducación.

La película del neoyorquino de 38 años Chris Weitz (guionista de Antz y Un niño grande) minimiza el tono anticlerical, de forma que es difícil que un niño lo perciba, aunque para un adulto o un adolescente espabilado resulta bastante evidente. Conviene señalar que, aun así, la película es ominosa y violenta para el público infantil.

La cinta arranca bien, pero una vez presentados los personajes, la historia se atasca y se torna rimbombante, artificial y repetitiva. Los personajes no caen bien, parecen todos artificialmente airados, una especie de librepensadores mesiánicos con dolor de estómago. El retrato de la familia tampoco es para tirar cohetes, quizás porque Pullman la ha metido en el paquete de la “execrable tradición judeo-cristiana”.

Pullman es un hábil escritor y su imaginación es notable; ciertamente hay en la novela (y en la película) personajes y situaciones ingeniosos. Pero el conjunto se desluce por el énfasis adoctrinador con el que el vehemente Pullman pretende dar la vuelta a la enseñanza cristiana sobre la creación, el misterio del pecado y la redención. A la vista del contenido de la segunda y tercera novelas, parece difícil que Weitz o quien dirija las siguientes películas sean capaces de maquillar la agresividad de Pullman.

lunes, 24 de diciembre de 2007

CUENTO


EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS

Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:

- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
- Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando y que te cuidará.

- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.

-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.

-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.

- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.

- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...

-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tu le dirás : MAMÁ.


¿Ganará la carrera?


Desde luego cada vez empiezan antes a competir.... ¡MUCHA SUERTE! Y... "Preparados, listos.. YA"

sábado, 22 de diciembre de 2007

¿No te tocó la lotería? Pues...



Hoy os regalamos ésta frase


Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.

viernes, 21 de diciembre de 2007


Una familia comprometida con la lectura...

1. Es aquella que anima a leer incluso antes de que su hijo o hija sepa leer. Proporcionar a niños y niñas libros bien ilustrados para que hojeen y se recreen mirando las imágenes es una buena manera de empezar a amar la lectura.

Los libros sin texto también se leen, es evidente. Las personas adultas podemos hacer de mediadores con los pequeños, pero también favorecer el que ellos y ellas interpreten lo que ven dibujado o fotografiado a su manera y que dialoguemos sobre esas interpretaciones. Un libro siempre es una oportunidad para la sorpresa y para el encuentro.

2. Es aquella que cuenta cuentos a sus hijos e hijas, les recita rimas y poesías, se las lee en voz alta y llena sus oídos de musicalidad y de magia.

A lo largo del día (y probablemente unos días más que otros) hay algunos momentos especiales para que -desde los primeros meses o años- niños y niñas oigan las más hermosas palabras rimadas y cantadas, acompañadas de juegos con las manos y de cálida musicalidad. Para ello podemos utilizar libros que contengan retahílas, folclore infantil, letrillas, canciones, historias rimadas... y aprovechar las que nosotros conocemos, las que nos cantaron y contaron nuestros padres y madres, los abuelos y abuelas. Convertirnos en eslabones activos de la transmisión oral

3. Es aquella que da ejemplo leyendo libros, revistas, periódicos y permite que sus hijos e hijas los sorprendan frecuentemente con uno de ellos en las manos.

Reconociendo que nada es infalible y que ninguna práctica nos asegura el éxito, parece razonable pensar que si nuestros hijos e hijas nos sorprenden frecuentemente con material de lectura en nuestras manos, es posible que sientan una creciente curiosidad por saber qué guardan, qué contienen esos libros, revistas o periódicos...

4. Es aquella que acompaña a sus hijos e hijas a visitar exposiciones, que asiste a funciones de títeres o teatro y a otros espectáculos culturales para ir afinando la sensibilidad y la imaginación de sus pequeños.

Es evidente que los caminos que conducen a la lectura y al libro son diversos y, en ocasiones, variopintos. Todo aquello que potencie y desarrolle la sensibilidad y la imaginación parece encaminado a ofrecer argumentos favorables para el acercamiento a todas las manifestaciones de la cultura y, por supuesto, al libro, a la lectura y a las bibliotecas.

5. Es aquella que comparte y comenta las lecturas de sus hijos e hijas.

Desde que nuestros hijos e hijas son pequeños podemos hojear con ellos y leerles libros, haciendo distintas voces según sea el personaje que habla, abundando en gestos y expresividad y haciendo de la lectura un tiempo agradable y divertido. Es adecuado estar siempre dispuestos y dispuestas a abrirles un libro para ayudarles a desvelar su contenido y hablar y comentar cómo son, cómo se comportan, qué han hecho, qué podrían hacer quienes lo protagonizan.

6. Es aquella que acompaña a sus hijos e hijas a los lugares donde están los libros (librerías y bibliotecas) para mirar y seleccionar juntos y los anima a acudir a la biblioteca escolar del colegio.

Interesarse, acompañar y ayudar a elegir, orientando a las criaturas sobre lo más adecuado a su edad, a sus intereses. El padre y la madre pueden buscar previamente asesoramiento en el profesorado especializado, en las personas encargadas de la biblioteca, etc.

7. Es aquella que fomenta y cuida la biblioteca familiar o personal y destina en su casa un espacio adecuado para ello.

Es una buena práctica, favorecedora del aprecio por los libros y la lectura, el hecho de formar, desde los primeros años, la biblioteca personal del niño o de la niña: un espacio de fácil acceso donde se irán colocando los libros regalados o comprados, pero también las revistas del colegio o los libritos que puedan ir haciendo en clase, álbumes de cromos y de fotos, etc.

8. Es aquella que aprecia y lee, con sus hijos e hijas, las publicaciones que se hacen en el colegio.

Si el centro de enseñanza al que acuden nuestros hijos e hijas realiza publicaciones periódicas: monografías, revistas, libritos..., cuando llegan a nuestras casas esas publicaciones debemos tomarlas con interés y leérselas o leerlas y comentarlas con los pequeños.

9. Es aquella que comprende que la compra de un libro no es algo excepcional, aunque en las fechas señaladas (cumpleaños, Día del Libro, Reyes, etc), no debe faltar, sino que lo considera parte de los gastos de educación de sus hijos e hijas.

Los libros son portadores de la fantasía, de los recuerdos, de la historia, de la cultura... Deben ser alimento cotidiano para el cerebro y no deberían faltar en la infancia de ningún niño, de ninguna niña.

10. Es aquella que se ocupa de ver algunos programas de televisión, películas de vídeo, etc. con sus hijos e hijas y que, juntos, comentan y comparten la experiencia.

Nada lograremos oponiendo la lectura o los libros a los medios audiovisuales. Es preferible la estrategia de la convivencia a la del enfrentamiento (como en la vida). Por tanto, cuando podamos, veamos también los programas, las películas, los vídeos que ellos y ellas ven para poder intercambiar opiniones y contrastar pareceres o para poderles explicar determinadas escenas o situaciones que, a edades tempranas, es probable que no entiendan.

jueves, 20 de diciembre de 2007

CUENTOS DE ADVIENTO (PALABRA)



Para preparar el corazón de los más pequeños, esperando el nacimiento del Niño Jesús en Navidad. Hay un cuento para cada una de las cuatro semanas que dura el Adviento.

Este libro te ayudará a preparar tu corazón, esperando el nacimiento del Niño Jesús en Navidad. Hay un cuento por cada una de las cuatro semanas que dura el Adviento, cómo preparar una corona de Adviento y, ¡una sorpresa!, un portal de Belén muy especial.

Autor: Gabriela Kast
Colección: Paso a Paso
Publico: A partir de 7 años
ISBN: 84-8239-779-6
3ª edición
6,25 € (sin IVA)
6,50 € (con IVA)
Páginas: 40
Tamaño: 15 x 21


Juegos para compartir con la familia y amigos en Navidad


Aunque muchas personas adultas disfruten de la Navidad y de todo lo que rodea las fiestas de fin de año, son los niños los que más esperan el momento en que se reúne toda la familia para cantar villancicos, montar el árbol de Navidad, el Belén, y jugar, sobretodo. En Navidad, los niños están de vacaciones del colegio, y tienen más tiempo de estar en casa, para ver películas, jugar y jugar. La Navidad nos trae muchos recuerdos. Recuerdos de las ilusiones que teníamos en nuestra infancia. Las celebraciones navideñas son mágicas para muchos niños, verdaderos protagonistas de estas fiestas. Para que ellos disfruten como nunca GuiaInfantil.com ha preparado algunas sugerencias de juegos que podéis hacer para que la Nochebuena sea aún mejor.

1- Teatro de Navidad


Muchas veces, en medio de tantas fiestas, el verdadero significado de Navidad se queda aparcado en algún rincón y nos olvidamos de reflexionar sobre ello, y de sentir la verdadera Navidad en nuestro interior. Una forma de recordar la Navidad, es disfrazándose. Reúne a los niños, e incluso adultos, y forme un grupo de teatro para que hagan una presentación en la noche de Navidad. Elije un papel para cada uno, así como su disfraz adecuado. Deje que los niños construyan sus propios disfraces con sábanas, y ropas usadas. Preparen algún escenario, da vida al niño Jesús con un muñeco, utiliza los animales de peluche para decorar, y prepare un guión sencillo. La Nochebuena será inolvidable para todos.


2- Karaoke de villancicos


Este juego consiste en que gane el niño que más villancicos sepa cantar. Se escribe, en cada trocito de cartulina en forma de estrella, el nombre de un villancico conocido. Se coloca los papelitos en una bolsa, y los niños en círculo. Se invita a un niño a sacar un papelito de la bolsa, sin mirar. El niño tendrá que cantar el villancico que le ha tocado. Si no lo sabe, el niño pasará el papelito por el círculo hasta que caiga en manos de alguien que lo sepa cantar. Al niño que cante un villancico, se le dará un punto. Al final, ganará el niño que tenga más puntos.


3- Cantar villancicos o aguinaldos a los vecinos


Prepare a los niños, con panderetas y flautas, para que puedan ir de casa en casa del vecindario, cantando villancicos en la puerta. Seguro que los niños se divertirán y ganarán caramelos, galletas, etc. Los niños también pueden llevar una hucha para que los vecinos depositen en ella algún donativo que después los propios niños concedan a alguna institución benéfica. Es una forma divertida de compartir un villancico y transmitir un mensaje de la necesidad de ayudar a los menos afortunados. Los niños pueden llevar además, un detalle como una vela, o un adorno navideño, hecho o no por ellos, para regalar al vecino.


4- Envolver el regalo


Este juego tiene como objetivo el que más regalo consiga envolver. Se divide los niños en grupos. Enfrente de cada grupo, a unos 20 metros aproximadamente, se coloca una caja vacía (sea de galletas, de zapatos, etc.), envuelta en papel de navidad, y al lado un rollo de papel, selo, y tijeras adecuadas para los niños. Cuando diga YA, el primer niño de cada fila debe salir corriendo hacia el regado, cortar el papel, selo y envolver la caja. Luego, vuelve a su grupo, toca la mano del siguiente niño y así hasta que todos los niños del grupo hayan envuelto la caja. Gana el grupo que primero consiga este objetivo.


5- Un regalito sorpresa


Primero, coge un adorno navideño y lo envuelve como si fuera un regalo. Por encima de este regalo, se coloca otra capa de papel de regalo, metiendo una chocolatina entre las capas. Se puede hacer cuantas capas quieran, desde cuando no se olvide de poner un caramelo o una chocolatina por el medio. Con los niños se forma un círculo. Dejar el regalo con un niño y poner una música. Mientras toda la música, los niños deben pasarse el regalo de mano en mano, hasta el momento en que alguien pare la música. En este momento, el niño que tenga el regalo en su mano, deberá quitar la primera capa del regalo e comer la chocolatina o caramelo. Se debe seguir jugando hasta que se acaben los regalitos. Este juego es muy parecido al de la silla. Es muy importante recordar que estos juegos no están orientados solamente a los niños. Los adultos también pueden participar. Cuantas más personas estén en el juego, mejor.

Ratoncito Pérez alivia los dolores de la pérdida de los dientes


A los peques de la casa la caída de los primeros dientes les hace muchísima ilusión. Es que muchísimas familias aún conservan la tradición que le dice al niño que ponga el diente debajo de la almohada cuando se vaya a dormir. Mientras el niño duerme, el Ratoncito Pérez se llevará el diente y en su lugar dejará un regalo. En realidad, esa tradición existe para calmar el posible dolor y el trauma que puede suponer la caída de un diente para algún niño. No sabemos qué sentido tiene el hecho de que un ratón se lleve los dientes de los niños. Sería fácil explicar a los niños que el ratón es coleccionista de dientes de niños, pero no sabemos cómo caería la explicación entre los mayores. Tampoco sabemos por qué se llama Pérez (tal vez sea una tradición sólo española). De todas formas el niño no se hace estas preguntas y menos aun si el ratoncito Pérez es generoso con él. Para la siguiente ocasión en que se le caiga otro diente el trauma será mucho menor, que es de lo se trata.

Cuento del Ratoncito Pérez


Pepito Pérez era un pequeño ratoncito de ciudad. Vivía con su familia en un agujerito de la pared de un edificio. El agujero no era muy grande pero era muy cómodo, y allí no les faltaba la comida. Vivían junto a una panadería, por las noches él y su padre iban a coger harina y todo lo que encontraban para comer. Un día Pepito escuchó un gran alboroto en el piso de arriba. Y como ratón curioso que era trepó y trepó por las cañerías hasta llegar a la primera planta. Allí vió un montón de aparatos, sillones, flores, cuadros..., parecía que alguien se iba a instalar allí. Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José Mª. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre le limpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina... Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena de comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos... Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca. Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vió cómo el doctor José Mª le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada. Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dió de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: "Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente", pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo. A la mañana siguiente el niño vió el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos del colegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.FIN